Casa de las hermanas en Ripoll
Casa de las hermanas en Ripoll
Primera casa y colegio en Barcelona (c/ Junqueres)
Casa y colegio de las hermanas en Capellades, cuna del Instituto
El ser capuchino llenó y marcó la vida del P. José Tous y dió frutos abundantes, uno de los cuales fue la fundación del Instituto de HH. Capuchinas de la Madre del Divino Pastor en el año 1.850 en Ripoll. Señalamos los momentos más importantes de esta historia que llega hasta nuestros días.
Impulsado por el espíritu evangelizador el P. Tous, junto con las jóvenes Isabel Jubal, Marta Suñol y Remedio Palos, emprendieron la obra dedicada a la educación cristiana de las niñas que no tenían acceso a la educación y a la cultura en aquellos momentos históricos como consecuencia de la depravación moral y religiosa de la sociedad.
El 17 de marzo de 1850 el Obispo de Vic aprobó el Instituto y las Hermanas comenzaron a vivir la vida comunitaria regidas por las primeras Constituciones que el P. Tous redactó basadas en la espiritualidad de Santa Clara.
La Hna. Remedio quedó como cofundadora ya que las otras dos hermanas no perseveraron. La M. Remedio, a lo largo de 57 años de vida religiosa, brilló como una estrella en la intimidad del claustro; rehusó toda apariencia externa y se mantuvo en la penumbra, en la tarea oculta, callada y eficaz de imprimir y forjar el verdadero espíritu de Francisco y Clara de Asís en las jóvenes que se preparaban para la Profesión: era el sello viviente del espíritu de las Constituciones que el P. Tous dejaba escritas.
Ante las dificultades que iban surgiendo en el incipiente Instituto ubicado en Ripoll, el P. Tous oraba y pedía consejo para saber cómo y dónde tenía que continuar la obra comenzada. Mientras celebraba la Eucaristía escuchó por tres veces: Capellades, Capellades, Capellades. La misma respuesta obtuvo del P. Antonio Mª Claret cuando le consultó. Él, hombre prudente, de fe y confianza en Dios iba descubriendo su voluntad con fortaleza de espíritu y paciencia.
En el año 1858, las Hermanas abandonaron Ripoll y se instalaron en Capellades, lugar que quedaría como cuna de la nueva Congregación. En la expansión del Instituto no faltaron contratiempos ni dificultades, pero el virtuoso Padre Tous continuaba, con fidelidad, amando y desviviéndose por la obra que Dios le había confiado. En los años posteriores el Instituto dio inicio a su expansión: Sant Quirze de Besora (1859), Barcelona (1862) y Cienpozuelos-Madrid (1865).
En el año 1871 falleció el tan querido fundador mientras celebraba la Eucaristía en la comunidad de Barcelona y, durante los años posteriores, hubo serias dificultades para mantener la identidad capuchina de la Congregación.
Fueron momentos de dolor y oración ofrecidos a Dios para mantener la fidelidad al carisma inicial. Las súplicas fueron escuchadas y, como fruto, tuvo lugar el primer Capítulo General. La M. Massana en sus escritos nos dice: “Las Constituciones formuladas por nuestro Venerado Padre Fundador y reformadas después por lo que la experiencia aconsejó, fueron aprobadas en el 1er. Capítulo General (1879). (…) Resultó elegida por unanimidad de votos la Rda. M. Francisca Vidal y Guixà, siendo desde aquel momento, Superiora General del Instituto. Fue grande la satisfacción y el gozo de las religiosas, considerando como Madre y Superiora de todo el Instituto a una madre a la que tanto amaban todas y en la que resplandecían en alto grado todas las virtudes”.
La M. Francisca Vidal y Guixà, era resobrina del P. Tous (nieta de su hermana mayor Josefa) y, ya en vida del Fundador, había ocupado puestos de extraordinaria importancia para la continuidad del Instituto, tan débil en los primeros años; en marzo de 1.859 la encontramos en Capellades desarrollando la labor de Maestra de Novicias. Posteriormente fue nombrada Superiora de la misma Casa-Colegio, donde se encontraba en el transcurso de la revolución y guerra carlista de 1.872, durante la cual las hermanas sufrieron mucho. Para paliar los estragos de esta guerra en la educación de los niños y jóvenes se fundó la Casa de Igualada en el año 1.873, a la cual se trasladó la M. Francisca para asumir el servicio de Superiora en una época difícil.
Una consecuencia también de la aprobación de las Constituciones fue la Profesión Perpetua de todas las hermanas que ya tenían más de cinco años desde la Primera Profesión. Fue el día 2 de mayo de 1.880, en la casa de Barcelona.
El Instituto había dado un paso muy firme y con su Superiora General al frente se iniciaba una época de muchas fundaciones: Pla del Penedès, Sant Pere de Ribes, Piera, Sabadell, Montesquiu, Premià de Mar, Sant Feliu de Guíxols y Sarrià de Girona. Ocho fundaciones en el decenio que duraba el nombramiento. También durante este período de tiempo, la M. Francisca, guiada por inspiración divina y viendo el incremento de novicias y casas, solicitó a Roma el Decreto de Alabanza para el Instituto, el cual no se hizo esperar. El citado documento data del 28 de noviembre de 1.888. Nueve años después, con el Decreto de la Aprobación Pontificia (1.897), el Papa León XIII aprobó y confirmó el Instituto, como Congregación bajo el régimen de una Superiora General.
En el año 1905 el Instituto quedó reconocido por la Orden Capuchina. Y en el año 1.909 fue la aprobación Pontificia de las Constituciones.
Se había celebrado mientras tanto el II Capítulo General (1890) y “Resultó reelegida para un segundo decenio y por unanimidad de votos, como en el primer Capítulo, de tal manera que sólo faltó el suyo, la M. Francisca Vidal. Fue lo que se esperaba y deseaba, teniendo en cuenta el aprecio que le tenía todo el Instituto, que había podido experimentar el amor que esta madre sentía por la congregación. Puso, de nuevo, sus energías y sus fuerzas a disposición del Instituto, continuando su labor a fin de que se extendiese y trabajase para la gloria de Dios y salvación de las almas”. Y el Instituto continuaba creciendo, inspirado en las palabras del Señor: “Id por todo el mundo y anunciad la Buena Nueva del Evangelio a toda la humanidad” (Mc. 16, 15).
Pasaron los años y, ya iniciado el S.XX, con este mismo impulso evangelizador, las hermanas recibieron la invitación a unir su vida y su trabajo a los afanes de tantos otros misioneros que entregaban la vida en el continente americano. Fue el Obispo capuchino Agustí Bernaus, responsable de las Misiones de la Costa Atlántica de Nicaragua, quien consideró que sería muy positiva la presencia de unas religiosas dedicadas a la educación colaborando en su trabajo misionero. Con este deseo se puso en contacto con la Superiora General, Patrocinio Tobella, la cual lo comunicó al Instituto, se consideró como una gracia venida del Cielo y se aceptó.
Así fue como se inició la 25ª fundación de la Congregación y primera fuera del Estado Español en Bluefields (Nicaragua). Era el 23 de mayo de 1920. Y no se hicieron esperar las solicitudes venidas de otros lugares del continente. Al año siguiente, 1.921, otro grupo de hermanas se estableció en la isla de Cuba; seguidamente en otros lugares de Nicaragua y, con el paso de los años, se fueron extendiendo las fundaciones por países iberoamericanos: Costa Rica, Guatemala y Colombia.
Las Constituciones actuales, al hablar de las hermanas misioneras, nos impulsan a seguir esta llamada de predilección de Cristo: “Del deseo explícito de nuestro P. Fundador se desprende que nuestra actividad apostólica debe desarrollarse entre la niñez y la juventud de “clase modesta”. De ahí la exigencia de insertar, cuando sea posible, algunas comunidades evangelizadoras en lugares de misión, donde la promoción humana, desde la educación integral, exige una atención particular” (Const. 126).
En la actualidad, el Instituto está presente en Barcelona, Capellades, Cieza, Igualada, Las Arenas, Madrid, Pallejà, Premià de Mar, Sabadell y El Vaticano. Por lo que respecta a Iberoamérica: Nicaragua: Bluefields, Bonanza, Diriamba, Managua y El Rama; Costa Rica: Ciudad Nelly y San José; Guatemala: La Unión y Sta. Catarina Pinula; Colombia: Bogotá y Villeta; Cuba: Sta. Clara.
Siguiendo las palabras del P. José Tous: “Id llevando a vuestro paso la Paz y el Bien”, actualmente nuestra labor pastoral sigue siendo el anuncio de la Buena Nueva del Evangelio a los niños y jóvenes, tanto a través de nuestra inserción en comunidades misioneras como mediante la educación, dando a nuestros alumnos la visión cristiana del mundo y la posibilidad de entablar un diálogo coherente entre la fe y la cultura.
Además de estos apostolados, acogemos grupos diversos en las Casas de Espiritualidad, acompañamos a jóvenes en la residencia universitaria, colaboramos en la pastoral parroquial, fomentamos la acción social a través del Voluntariado… según las necesidades de las diferentes diócesis en las cuales estamos insertas.
Así pues, el soplo del Espíritu que impulsó al P. Tous, continúa impulsando el Instituto y dando gloria a Dios en cada uno de sus miembros y mediante el apostolado al que nos dedicamos.
BARCELONA – ESPAÑA
SAN JOSÉ – COSTA RICA
SANTA CLARA – CUBA
VILLETA – COLOMBIA
BLUEFIELDS – NICARAGUA
SANTA CATARINA PINULA – GUATEMALA