El presente artículo narra la vivencia del grupo misionero que en el marco de la Semana Santa del año 2022 acompañó a las comunidades del Puente y Bagazal, veredas del municipio de Villeta, Colombia.
En palabras de la Hna. Martha Pérez: “Cuando el Padre David este año pidió colaboración de misioneros para ir a las veredas de la parroquia, pensé en profesores y le dije al Padre que iba a consultar y ver quiénes generosamente querían ir. (…) Impresionante fue la respuesta. A quienes pregunté, dijeron ¡SÍ! Le comuniqué al párroco y él acogió al grupo con mucha alegría. Fue así que nos convertimos en misioneros en las dos veredas, con una comunidad muy agradecida por nuestra presencia y las actividades religiosas desarrolladas”.
Para el profesor Jose Álvaro Ramírez, esta misión se convirtió por un lado en la evidencia de la comunión manifiesta dentro de un equipo que oró para que el Espíritu Santo orientara cada acción y, por otro, en un ejercicio personal que en principio, comenta, le generó ansiedad, pero a la vez le despertó un deseo de estar con la gente, “comprendiendo, enseñando, al tiempo que aprendiendo, para así descubrir que el verdadero arte del misionero es evangelizar y dejarse evangelizar. Allí es donde se descubre el rostro de Cristo y también en la nobleza del niño, del joven y del adulto Dios habla manifestando su amor”.
Esa manifestación de amor de Dios es, sin duda, alimento y gozo espiritual para quien le recibe, y ello se ve claramente al leer el comentario de la maestra Sandra Córdoba: “Quiero agradecer en principio a Dios por la oportunidad que me dio de poder compartir con ustedes esta Semana Mayor. Segundo, mis agradecimientos para usted por la invitación a ser misionera en esta Semana Santa, la cual me ayudó mucho, aprendí y crecí espiritualmente. Fue una experiencia nueva y hermosa para mí ya que no había vivido una Semana Santa al servicio de Dios y de los otros. Por último, agradezco a mis compañeros por la paciencia y el conocimiento compartido durante esa semana”.
El cuarto integrante de la misión fue el profesor Héctor Ortiz, quien carece de un adjetivo que logre calificar su grado de agradecimiento. Para él, la misión se convirtió en un ejercicio de servicio y amor que logró impactar su corazón, la manera de comprender el significado de la Semana Santa y entender cómo desde el Evangelio es posible construir un tejido social que vincule a todos en función de hacer de nuestras comunidades un lugar justo, fraterno y en paz, en el amor de Cristo resucitado.
Agradecidos por las bendiciones de Dios en nuestras vidas y por la confianza que depositó en nosotros el párroco. Como equipo, deseamos a cada lector unas felices Pascuas de Resurrección. ¡Aleluya!