Mensaje con motivo de las fiestas de la Madre del Divino Pastor y del Beato José Tous 2023.
“Ánimo y confianza en Dios y mucha confianza en nuestra Madre, la Divina Pastora”
(J. T. Carta 18-2-1868).
PAZ Y BIEN.
“María, mírame… Si tú me miras, Él también me mirará. Madre mía mírame, de la mano llévame…” https://youtu.be/BmahDgTtWwQ. Las palabras de este canto me llevan al corazón del Beato José Tous y pienso que, tal vez, fuera una plegaria susurrada por él en más de una ocasión, pues su amor a María, la “Divina Pastora”, fue manifiesta durante toda su vida. Sus escritos reflejan cómo él se sentía mirado por tan buena Madre: “Todos necesitamos que la divina Madre nos mire con ojos de misericordia” (J. T. Circular 1864).
Una convicción que nuestro Fundador transmitió a las primeras hermanas y que se ha ido pasando de generación en generación. Así podemos verlo en estas palabras de la M. Massana, refiriéndose a la M. Francisca Vidal, primera Superiora General del Instituto:
“En una circular dirigida al Instituto inculcaba, en gran manera, la devoción a la Virgen Santísima, Pastora de nuestras almas, encargando infiltrar en los tiernos corazones de las alumnas tan eficaz devoción, por ser éste el canal de las misericordias” (Positio Vol. I, pág. 62).
Hasta hoy ha llegado esta filial devoción a la Madre del Buen Pastor mostrándole un gran amor a través de devociones, cantos, rezos… Fijémonos en nuestra vida cotidiana, desde el alba hasta la noche, ¡cuántas veces la miramos! ¡Cuántas nos ponemos bajo su mirada amorosa dejándonos envolver por ella! Sus ojos misericordiosos y el calor de su corazón nos infunden confianza, mucha confianza. Fue la experiencia del P. Tous, la de tantas hermanas que nos han precedido en la vivencia de este carisma tan mariano. Y, también hoy, la nuestra, tanto de hermanas como de laicas y laicos que se adhieren al carisma tousiano. Entre ellos están ustedes: los Voluntarios Capuchinos de la Madre del Divino Pastor.
Les invito a hacer un pequeño ejercicio de memoria, recordemos nuestra relación con la dulce Pastora a lo largo de un día: ángelus, rosario, la Salve, “Oh Inmaculada Pastora”, Mes de María, jaculatorias, cantos, tres Avemarías o los momentos de silencio contemplativo: La miro y Ella me mira. De entre todas las plegarias con que cuenta nuestra bella espiritualidad mariana, hoy quisiera detenerme en una que rezamos cada día las hermanas: “Inmaculada Virgen, Madre y Pastora nuestra”. A lo mejor ustedes no la conocen, pero les animo a que se unan a nosotras para pedir la intercesión de María a favor de nuestro Instituto.
- A Vos acudimos, soberana Reina: Cierto, María es la Reina de nuestros corazones, del Instituto y de la Iglesia. Así la nombraba San Francisco: “Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, virgen hecha Iglesia” (SalVM 1). Así nosotros, también, la queremos saludar cada día buscando su consejo y su guía… porque el P. Tous deseó que fuera nuestra “Suprema Abadesa”, modelo de autoridad hecha servicio y donación, como el Buen Pastor. Su estilo de ser reina es el del delantal y el gesto acogedor, atenta y detallista desde el silencio. Madre y Pastora nuestra, acudimos con confianza a Ti: Míranos y acoge en tu corazón humilde nuestra plegaria para que el Instituto anuncie el Reino de tu Hijo desde la minoridad.
- Imploramos vuestro auxilio y eficaz protección, en favor de nuestro amado Institutoen esta encrucijada de la historia con peligros y senderos abruptos, persecuciones abiertas o solapadas… En medio de las oscuridades, estamos convencidos que son ciertas las palabras del P. Tous: “Hasta ahora nada os ha faltado de lo necesario para vivir decentemente y confío que en adelante no os ha de faltar, teniendo como tenéis tan buena y rica superiora y abadesa, la Divina Pastora de las almas” (J. T. Carta 6-12-1864). Madre y Pastora nuestra, imploramos con confianza tu ayuda: Míranos y acoge en tu corazón sosegado nuestra plegaria para que en el Instituto las fatigas se conviertan en fuente de fecundidad espiritual y apostólica.
- Custodiadlo, os suplicamos, solícita y bondadosa… Regidlo siempre con maternal ternura.¡Cuántos calificativos maternales! Así María cuidó de Jesús, así confiamos que cuida de nosotros que perteneciendo a este Instituto dedicado a Ella, nos sentimos comprometidos con lo que le pedimos: queremos ser personas tiernas, acogedoras de la vida, custodias de los rostros de Jesús que están a nuestro lado, corazones bondadosos en acción y manos solícitas haciendo el bien. Madre y Pastora nuestra, nos acercamos a Ti con confianza: Míranos y acoge en tu corazón maternal nuestra plegaria para que el Instituto sea un hogar y todos nosotros seamos caudal de misericordia.
- Hacedlo crecer en virtud y sabiduría. ¡Qué bueno que cada uno fuese un ramillete de virtudes! Sin embargo, recuerdo que San Francisco decía: “Quien posee una virtud y no ofende a las otras, las posee todas” (SalVir 6). Pues, me quedo con la sabiduría, que nos ayuda a conocer y saborear el misterio de Dios en su profundidad y, desde esta experiencia, poder leer la vida y los acontecimientos. Pidámosla: “Contigo está la sabiduría; ella sabe lo que te agrada y lo que está de acuerdo con tus mandamientos. Envíala desde tu santo cielo para que me acompañe en mi trabajo y me enseñe lo que te agrada. Ella me guiará con prudencia en todas mis acciones y me protegerá con su presencia” (cf. Sab 9, 9-11). Y saludémosla como San Francisco: “¡Salve, reina Sabiduría, el Señor te salve con tu hermana, la santa pura simplicidad!” (SalVir 1). Madre y Pastora nuestra, te pedimos con confianza: Míranos y acoge en tu corazón sabio nuestra plegaria para que el Instituto pueda seguir discerniendo los signos de los tiempos con prudencia y santa simplicidad.
- Al paso que aumentéis el número de sus hijas.¡Es una de las súplicas que más resuena en todas nuestras oraciones! Y es necesario continuar haciéndola con gratitud por la vocación recibida: don, gracia, invitación del Espíritu y gratuidad. Y, sigamos rogando por el aumento de vocaciones con sentido de pertenencia a este rebaño de la “Divina Pastora”: un precioso carisma legado a través del P. Tous y de la fiel tradición transmitida por tantas hermanas. Que la oración y la ascesis colaboren a fortalecer la decisión de las jóvenes que son llamadas a ser las futuras hermanas del Instituto y de los laicos llamados a ser Voluntarios Capuchinos.Madre y Pastora nuestra, te insistimos con confianza: Míranos y acoge en tu corazón magnánimo nuestra plegariapara que el Instituto crezca con el don de nuevas hijas e hijos tuyos, felices de entregar su vida a tu Hijo al estilo tousiano.
- A fin de que, enardecidas de celo y caridad, demos mucha gloria a Dios. Esta última afirmación es la consecuencia de vivir unidos al Señor Jesús y a su Madre; sólo así podemos permanecer siempre “enardecidos” de amor hecho caridad y de celo por anunciar sus nombres, porque somos “llamadas a la vida mixta de contemplación y acción, de trabajar y orar, de derramar en el tierno corazón de las niñas los santos pensamientos y devotos afectos que Dios nos ha comunicado en la santa oración” (J. T. Circular 1864). Debemos agradecer y conservar con cuidado el legado carismático heredado, así como transmitirlo con pasión y convicción. Madre y Pastora nuestra, volvemos a Ti con confianza: Míranos y acoge en tu corazón amoroso nuestra plegaria para que el Instituto avive el fuego del don del Espíritu y, viviendo plenamente el carisma, podamos ser rostros de luz para el mundo: la gloria de Dios.
Al llegar al final de esta reflexión, me parece que podemos concluir que la tradición espiritual recibida nos ha infundido una tierna devoción a la Madre del Divino Pastor y una gran confianza en Ella, siempre estimuladas por el ejemplo del P. Tous y por sus palabras: “Ánimo y confianza en Dios, y mucha confianza en nuestra Madre la Divina Pastora” (J. T. Carta 18-2-1868). Tan solo nos queda decir: ¡GRACIAS! Y cada día rezar con fervor a María, la plegaria “Inmaculada Virgen, Madre y Pastora nuestra” pidiendo su intercesión a favor del Instituto y, al mismo tiempo, infiltrar el amor a la dulce Pastora en los niños, en los jóvenes y en todas las personas con quienes compartimos nuestra vida diaria.
Sí, María, míranos con tus ojos misericordiosos y condúcenos a Jesús, el Buen Pastor. Que bajo tu mirada amorosa nunca nos extraviemos de su rebaño y, enardecidos de amor a Dios y a los hermanos en esta vida, “luego le podamos gozar, juntamente contigo, en la eterna bienaventuranza de la gloria. Amén”.
Deseándoles unas felices fiestas de la Madre del Divino Pastor y del Beato José Tous, les abraza su hermana,
Mª Carme Brunsó Fageda.
Superiora General.
Barcelona, 25 de abril de 2023.