Mensaje con motivo de la fiesta de Santa Clara 2022.
“Que tus pasos no recojan siquiera el polvo del camino” (cf. 2CtaCl 12).
“Porque una sola cosa es necesaria, ésta sola te suplico y aconsejo por amor de Aquel a quien te ofreciste como hostia santa y agradable: que acordándote de tu propósito y viendo siempre tu punto de partida, retengas lo que tienes, hagas lo que haces, y no lo dejes, sino que, con andar apresurado, con paso ligero, sin que tropiecen tus pies, para que tus pasos no recojan siquiera el polvo, segura, gozosa y alegre, marcha con prudencia por el camino de la felicidad, no creyendo ni consintiendo a nadie que quiera apartarte de este propósito o que te ponga algún obstáculo en el camino para que no cumplas tus votos al Altísimo en aquella perfección a la que te ha llamado el Espíritu del Señor” (2CtaCl 10-14).
¡PAZ Y BIEN!.
A menudo, los tesoros están escondidos en lugares recónditos para que nadie los encuentre y, en ocasiones, permanecen envueltos en polvo y telarañas porque nadie se acerca a ellos; y, a veces, hay quien con afán aventurero se dedica a buscarlos… Clara de Asís es la mujer impulsada por el Espíritu para hacer de su vida una aventura en búsqueda del tesoro escondido (cf. Mt 13,44). Lo encuentra en su juventud: Cristo, pobre y crucificado. Por eso, toda su vida se convierte en otra aventura, la de custodiarlo en su corazón sin que ni tan sólo el polvo del camino le quite brillo. ¿Cómo lo consigue? Abrazándolo con fe, humildad y pobreza.
“Estrecha con abrazo de humildad, de fe y de pobreza, el tesoro incomparable, escondido en el campo del mundo y de los corazones humanos, con el cual se granjea a Aquel que todo lo hizo de la nada” (3CtaCl 7).
Fe, humildad y pobreza para perseverar en la custodia del tesoro de ser Voluntarios Capuchinos de la Madre del Divino Pastor, esta bella vocación recibida y que deben vivir, día tras día, haciendo memoria agradecida de su historia personal e institucional, así como, vislumbrando el porvenir con esperanza tal como nos anima el lema del 125º Aniversario de la aprobación pontificia del Instituto. Unas virtudes que Clara vive y aconseja. Veámoslo:
A) El testamento de Clara es casi todo él una MEMORIA AGRADECIDA a Dios por el don de la vocación:
“Entre tantos beneficios como hemos recibido y estamos recibiendo cada día de la liberalidad de nuestro Padre de las misericordias, por los cuales debemos mayormente rendir acciones de gracias al mismo Señor de la gloria, uno de los mayores es el de nuestra vocación” (TestCl 2).
Al tiempo, también tiene un constante recuerdo agradecido a San Francisco, acompañante espiritual con quien comparte la opción por la minoridad, enamorados ambos de la “dama pobreza” como camino de identificación con Cristo que “nace pobre en un pesebre, pobre vive en el mundo y desnudo muere en la cruz” (cf. TestCl 45). Este es el punto de partida en el camino de la ofrenda a Dios que no olvida nunca: “Te aconsejo que acordándote de tu propósito y viendo siempre tu punto de partida, retengas lo que tienes, hagas lo que haces, y no lo dejes” (2CtaCl 11).
Hermano Voluntario o Hermana Voluntaria, le invito a escribir su “testamento espiritual”, haciendo memoria agradecida de su vida.
B) Clara ha escogido a Jesucristo como su único tesoro y tiene la certeza que Él la guardará hasta la eternidad (cf. 1CtaCl 7). De aquí su ESPERANZA: “Marcha con prudencia, segura, gozosa y alegre por el camino de la felicidad” (2CtaCl 13). Una esperanza que no quita la alegría en medio de las dificultades en el caminar cotidiano porque sufrimiento y gozo, en Clara, van de la mano:
“Si sufres con Él, reinarás con Él; si lloras con Él, gozarás con Él; si mueres con Él en la cruz de la tribulación, poseerás con Él las mansiones celestes en el esplendor de los santos y tu nombre será inscrito en el libro de la vida” (2CtaCl 21-22).
Para ello tiene un secreto: la contemplación, horas de dedicación a la oración, vela continua, presencia de Dios en todo momento…; se necesita vivir desde el corazón, desde la profundidad del silencio interior para contemplarlo constantemente:
“Alégrate y que no te envuelva la amargura ni la oscuridad. Fija tu mente en el espejo de la eternidad, fija tu alma en el esplendor de la gloria, fija tu corazón en la figura de la divina sustancia y transfórmate toda entera, por la contemplación, en imagen de su divinidad para que también tú sientas lo que sienten los amigos cuando gustan la dulzura escondida que el mismo Dios ha reservado desde el principio para quienes lo aman” (cf. 3CtaCl 10-14).
Hermano Voluntario o Hermana Voluntaria, en la medida en que sus responsabilidades se lo permitan, le invito a buscar tiempos para la oración y, desde el silencio profundo del corazón, contemplar a “Aquel que totalmente se entregó por su amor” (cf. 3CtaCl 15). La luz de la esperanza le inundará y la trasmitirá a su familia y a aquellos con quienes comparte el diario vivir.
Sí, Clara es mujer de convicción: recuerda el punto de partida y divisa el de llegada. Memoria y esperanza se entrelazan para vivir con firmeza, desde la fe, la humildad y la pobreza, la vocación y los compromisos adquiridos por la profesión. Y hace una clara invitación a la PERSEVERANCIA, sabiendo que los senderos del seguimiento de Jesús son estrechos, con curvas y tropiezos, pero reconociendo, también, que no hay nada que nos dé más paz y felicidad. Miren como lo expresa:
“Y porque son estrechos el camino y la senda, y es angosta la puerta por la que se va y se entra en la vida, son pocos los que caminan y entran por ella; y si hay algunos que durante un cierto tiempo caminan por la misma, son poquísimos los que perseveran en ella. ¡Bienaventurados de veras aquellos a quienes les es dado caminar por ella y perseverar hasta el fin!” (TestCl 71-73).
Con esta promesa de bienaventuranza, ¡qué ánimo nos da! Todo esfuerzo, toda penuria, cualquier tribulación, las contrariedades, las oscuridades ante los retos que se deben afrontar, las caídas a causa de las debilidades, la impotencia ante la injusticia, la enfermedad o la falta de fuerzas…. Nada nos puede apartar del amor de Cristo (cf. Rm 8,35-39). Al contrario, el corazón enardecido por el amor de Jesucristo (cf. Lc 24, 32) nos hace caminar ligeros para devolverle tanto bien recibido (cf. TestCl 18).
Tenemos la hoja de ruta para custodiar el tesoro de la vocación y para hacerlo de tal manera que ni tan sólo permitamos que se pegue el polvo: “Que tus pasos no recojan siquiera el polvo del camino” (cf. 2CtaCl 12). ¡Ánimo! Sigamos avanzando con la ayuda del cielo.
Que la oración confiada y constante a Santa María de la Perseverancia nos conceda el don de “crecer de lo bueno a lo mejor, de virtudes en virtudes para que Aquel a quien servimos con todo el deseo de nuestra alma, se digne darnos con profusión los premios deseados” (cf. 1CtaCl 32).
Deseándoles una bendecida fiesta de Santa Clara, les abraza su hermana,
Mª Carme Brunsó Fageda.
Superiora General.
Barcelona, 2 de agosto de 2022.