Tu sencillez y prudencia,
tu laboriosidad y entrega,
tu humildad y encanto,
tu fraterna acogida,
resplandecieron en la tierra,
cual modesto perfume.
Tu sonrisa suave y tu mirar sereno,
tu agilidad en el servicio
y tu alegre pobreza,
tu convencida obediencia
y tu fidelidad esponsal
son pinceladas de enseñanza sapiencial;
adquiridas, paso a paso,
en el horno encendido
de tu corazón ardiente,
por el Señor nutrido.
Las dificultades de la vida
pusieron a prueba tu temple;
experimentaste despojo y acogida,
fatiga en la lucha
y dicha en la esperanza;
siempre, la lámpara com el aceite a punto.
El amor a la Madre del Buen Pastor,
aprendiste del Padre Tous;
en su fiel compañía te dejaste forjar
y, con su ayuda, quisiste sellar
la simiente del nuevo Instituto
que a Dios mucha gloria iba a dar.
Y, ahora, que gozas para siempre del Señor,
enséñanos el coraje de acoger la adversidad
viviendo intensamente nuestra minoridad;
teniendo presente que somos Capuchinas
y que, en todo tiempo, Dios proveerá.
Así, en la cruz y en el amor
se vislumbra nuestra futura realidad
de ciudadanas del Reino en la eternidad.
El s. XIX, nos introduce en la edad contemporánea. En el plano social y económico es el siglo de la revolución industrial, el siglo de la expansión de los imperialismos y del capitalismo, de los movimientos obreros, del marxismo. Es el siglo del romanticismo y del realismo cultural. Es el siglo del liberalismo. Es el siglo del despertar de la conciencia social en la iglesia. Es el siglo de la restauración. En España, una larga serie de Constituciones políticas, guerras civiles y crisis en todos los órdenes sociales dio paso al siglo XX.
El capitalismo desarrollado en el siglo XIX es fruto de una economía dependiente. Sin embargo, bastó para iniciar una tímida pero constante emigración del campo a la ciudad, y comenzar la transición demográfica.
Este es el marco socioeconómico en el que, el 8 de octubre de 1825, nace en Valencia María del Remedio Palos Casanova. Sus padres Antonio y Vicenta forman una familia humilde y sencilla, pero de arraigadas creencias. Fue bautizada en la Parroquia de San Esteban de Valencia ese mismo día.
La iglesia parroquial de San Esteban es una de las más antiguas de Valencia. Está construida sobre una de las antiguas mezquitas de la ciudad musulmana. Posee una hermosa Pila bautismal donde fueron bautizados San Vicente Ferrer y San Luis Beltrán.
La plaza de San Vicente de Valencia es testigo silencioso de sus juegos infantiles. Esta plaza es de pequeñas dimensiones pero es un espacio alegre, y, en su entorno se pueden contemplar edificios de diversas épocas, desde casas antiguas hasta el moderno edificio de la Diputación y la Iglesia de San Vicente.
Hasta la edad de cinco años Remedio, sus hermanas Antonia y Vicenta, y sus padres vivieron en Valencia. A partir de esta fecha sabemos que se trasladan a Barcelona, en busca de trabajo y de mejores condiciones de vida. Fueron años difíciles, en los que la ciudad vivió un clima revolucionario, con enfrentamientos entre las distintas facciones liberales.
Durante el siglo XIX, en Valencia, se siguió ampliando las superficies agrícolas, en principio relacionadas con el cultivo de la viña, el arroz, las naranjas, y el almendro.
La revolución industrial, como en la mayor parte de España, fue incompleta y retrasada. Motivo por el que la familia Palos-Casanova hubo de emigrar a Barcelona. Aquí se instaló en un principio en el Barrio de la Ribera, donde nace la cuarta de las hermanas, la pequeña María Dolores (1832) que es bautizada en santa María del Mar. Al poco tiempo, en 1834 falleció su madre, quedando las cuatro niñas de 12, 9, 6 y 2 años solas con su padre.
La situación entonces se agrava y su padre busca una vivienda más sencilla, y adaptada a sus posibilidades. Se traslada con sus cuatro hijas a la Calle San Martín, nº 20, que pertenecía a la Parroquia del Carmen. Parece que las cosas no iban muy bien, y se vio obligado a alistarse en las milicias municipales con sede en Molins de Rei. La hermana mayor, Antonia, ante la falta de recursos tuvo que emplearse como sirvienta de una familia.
Recordemos que una proporción elevada de niñas, en aquellos años, no estaban escolarizadas. Dadas las circunstancias, quedaron en una situación realmente precaria, y fueron los vecinos quienes más ayudaron. Es el administrador de la vivienda, D. Jaime Llauradó quien se dirige a la Junta de la Casa de Misericordia solicitando el ingreso de las menores, porque su padre no puede hacerse cargo de ellas. En esta institución se acogía a niñas menores, cuyas familias no pudieran cuidarlas debido a situaciones diversas. Las hermanas Palos Casanova, son admitidas.
La Casa de Misericordia estaba regida por una Junta, presidida por el Obispo de Barcelona y seis vocales, dos representantes del Ayuntamiento y los restantes nombrados por el Gobernador a propuesta de la propia Junta. Es la Junta quien admite a las niñas después de estudiar cada caso. El número de admisiones era limitado. Las reuniones de la Junta tienen como objetivo mejorar el estado de la casa en todo lo relativo a la parte moral y económica.
En ese momento eran las Hermanas Terciarias de San Francisco de Asís, quienes tenían encomendada la misión del cuidado de las niñas allí internadas.
El fin de esta Institución era instruir y educar en la parte moral y religiosa a las niñas, y, al mismo tiempo en las labores propias de la mujer: costura y bordado, leer, escribir y aritmética.
De hecho funcionaba como un colegio. Se hacían exámenes generales, y se concedían premios costeados por la Junta, a las alumnas aventajadas o de mejor comportamiento. Uno de los vocales, visitaba al menos dos veces por semana las clases para ver la aplicación y comportamiento de las muchachas.
También era rigurosa la vigilancia y el cuidado sobre la comida, para que fuera de buena calidad y estuviera bien sazonada, exigiendo responsabilidad si fuera necesario. Se cuidaba con esmero la limpieza de las niñas, los dormitorios y todas las dependencias de la casa. Tenía fama de distinguirse este establecimiento por la limpieza. La Capilla la presidía una hermosa talla de Santa María de la Misericordia que aún se conserva y que ha sido restaurada recientemente.
En 1840 visita la Casa de Misericordia, la Reina María Cristina. Las niñas la obsequian con diversas labores que habían realizado para la ocasión. Remedio le ofrece una toquilla que había confeccionado con perfección y con mucha ilusión. La Reina, agradecida, les preguntó que deseaban y cuando llego el turno a Remedio, manifestó sus deseos de ser religiosa. La Reina le prometió se acordaría de ella, cuando llegara la edad apropiada. Contaba entonces 15 años.
Mientras ellas permanecían en la Casa de Misericordia, su padre, se casó de nuevo, y tuvo un hijo de su segundo matrimonio, Jaime Palos. El 26 de diciembre de 1941 fallece la pequeña, Mª Dolores, en la Casa de la Misericordia. Debió ser un duro golpe para Remedio, entonces adolescente de 16 años. Veía como, poco a poco la familia, sus seres más queridos, se iban de su lado.
En enero de 1844, se casa su hermana Antonia y se lleva a vivir a su casa a su hermana Vicenta. A partir de este momento queda sola en el centro María del Remedio. Consta en los Estatutos que, cuando las niñas, ya adultas, tenían que salir de la casa para casarse o ir a trabajar como empleadas de alguna familia se ponía todo el cuidado para que el futuro marido o los dueños donde se iba fueran los apropiados para ello. Es decir la Junta y las Hermanas hacían las veces de padres y autorizaban a ello.
A la edad de 22 años, sale Remedio de la Casa de Misericordia en el mes de mayo de 1848, para ingresar en Madrid en un convento de Recoletas. Permanece en el mismo un año y debido tal vez a los rigores de la clausura o porque en esta época el gobierno no permitía ingresar en los conventos, consta que volvió de nuevo a la Casa de la Misericordia en mayo del siguiente año, 1849. La permanencia en este convento y ejemplo de las Terciarias de San Francisco van a marcar profundamente a la M. Remedio, de las cuales va a guardar un grato y piadoso recuerdo durante toda su vida.
En esta época conoció al P. Tous (que había vuelto del exilio en 1843) y a otras jóvenes que tampoco habían podido profesar y que tenían inquietud vocacional.
Creemos que frecuentaban la Pía Asociación de Santa Romana que dirigía el P. Tous en la Iglesia de San Francisco de Paula. Las jóvenes se agrupaban allí, ansiosas de imitar las virtudes de la Santa niña y mártir que el P. Tous exponía en las pláticas mensuales de la Asociación.
Es en estas reuniones donde va tomando cuerpo la idea de fundar un Instituto para atender a las niñas, muy necesitadas entonces de una preparación moral, religiosa y académica. Se pretende atender a la niñez y juventud a través de la enseñanza organizada, a través de una Asociación religiosa, aunque salvando las apariencias que fuera una Congregación Religiosa, pues la persecución religiosa a lo largo de la mayor parte del siglo, aunque con épocas más mitigada, era evidente, y no se permitía vivir en comunidad a los religiosos.
Finalmente el 26 de mayo de 1850, sale definitivamente de la Casa de la Caridad para fundar el Instituto de Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor en Ripoll, el lunes 27 de mayo, junto a Isabel Jubal y Marta Suñol. Quince días más tarde se les une otra joven, Maria Ana Mogas. Ese día no les pudo acompañar el P. José Tous, porque había fallecido su padre, pero lo encontramos en Ripoll el 6 de junio, en que vistió el hábito a las tres primeras, Isabel Jubal, Marta Suñol y Remedio Palos, organizando la incipiente vida de Comunidad y entregándoles las Primeras Constituciones redactadas por él mismo, inspirándose en la Regla que San Francisco dio a Santa Clara. Nombre primero: “Señoras pobres Terciarias Capuchinas de la Orden del Seráfico Padre San Francisco”. Se nombra a María Madre del Buen Pastor, Abadesa suprema del Instituto.
Fueron inicios de ilusiones y dificultades, de luchas y de esperanzas. Isabel Jubal y Marta Suñol, muy pronto regresan de nuevo a sendos conventos de clausura de donde habían salido, quedando como Fundadora la M. Remedio Palos.
La M. Remedio tuvo un papel importantísimo en el Instituto. Pues desde los inicios, supo captar el espíritu del P. Tous, lo vivió con fidelidad exquisita y lo supo transmitir a las generaciones de Hermanas que formó, durante muchos años, como Maestra de Novicias.
El P. Tous reservó para la M. María Ana Mogas los asuntos que afectaban al progreso externo del Instituto: relación con las autoridades, resolución de conflictos, preliminares de fundación, etc. Pero cuando se trata de forjar e imprimir el carisma, es decir, cuanto afecta al progreso y desarrollo interno del Instituto, que es lo que le discrimina de otros semejantes y da carácter al mismo, allí está siempre la Madre Remedio, ocupando cargos quizá no brillantes, pero sí de extrema responsabilidad.
Permanece en Ripoll hasta que se decide el cierre del Colegio en julio de 1860. Pasa luego a la fundación de San Quirico de Besora el 6 de julio de 1860, como Superiora del Colegio y del Hospital. En 1862, el P. Tous encarga a la M. Remedio la responsabilidad de Maestra de Novicias, y se traslada a Capellades, pues numerosas jóvenes han solicitado el ingreso en el Instituto. Nunca ambicionó cargos, pues la vemos desempeñar a la perfección diversos servicios: Consejera General, Superiora, Maestra de Novicias, portera, encargada de la despensa… o simplemente atendiendo o haciendo un rato de compañía a las hermanas enfermas.
Como virtudes destacadas a lo largo de toda su vida cabe señalar:
• Su sabiduría en captar y vivir el carisma del P. José Tous.
• La fidelidad en vivirlo, transmitirlo y conservarlo hasta el fin de sus días.
• La humildad en no querer ambicionar, destacar, ni estar por encima de nadie.
• La sencillez con que vivió todos los acontecimientos y trabajos que desempeñó.
• El reconocimiento de su pequeñez y el abandono en las manos del Padre.
• Su gran amor a María.
• La caridad para con todos, llevada hasta el extremo con las Hermanas enfermas.
• Su laboriosidad y amor al trabajo, realizado con alegría y desempeñado a la perfección.
• Su amor a los niños, y su empeño en que estuvieran siempre bien atendidos.
• La delicadeza en los “detalles” con las demás.
• La alegría.
• La conversación y compañía agradable y deseada por las demás.
• Su esmero en el rezo de las Horas y el cuidado de la Liturgia.
• Su puntualidad en todo.
Ella fue la encargada tras el fallecimiento del P. José Tous, el 27 de febrero de 1871, de comunicar al Instituto la triste noticia. Invitaba a todas las Hermanas que se aplicaran sufragios como prueba de gratitud y amor, pero fue además, la impulsora de la devoción al Padre Fundador, animando a las Hermanas desde el inicio a confiarle los problemas y acudir a él en cualquier necesidad.
Como cofundadora, se le tiene presente durante toda su vida, y especialmente a la muerte del P. Tous, a la hora de tomar decisiones importantes, como el traslado del Noviciado de Capellades a Barcelona, diversas Fundaciones y especialmente pesa su opinión en el asunto de la unión con la rama de las Franciscanas. La M. Remedio defiende por todos los medios el carisma primero del P. Tous. Junto con la M. Isabel Vilá y Francisca Vidal, destacan por su fidelidad y tesón en mantener el espíritu y la cohesión del Instituto cuando intervenciones externas, luchan por arrancarle su carácter de institución capuchina.
La M. Remedio junto a la M. Isabel Vilá hicieron un llamamiento a la ciudad y yendo por sus calles, recogiendo limosnas hasta ver inaugurada, gracias a la generosidad de la familia Tous, la actual Casa Madre del Instituto en la calle Bailén.
En Barcelona-Bailén, fallecía la M. Remedio Palos Casanova el 23 de noviembre de 1907 dejando entre las Hermanas y en cuantos la conocieron un sentimiento de agradecimiento, por tener en ella un ejemplo constante de todas las virtudes, un modelo de santidad a imitar. Su vida sigue siendo como la de la lámpara que nunca se apaga para cada una de nosotras y que ilumina nuestro caminar en el seguimiento del Señor.
CASA DE LA MISERICORDIA: donde la M. Remedio vivió
MADRE REMEDIO y COMUNIDAD – Casa de Bailén, Barcelona
FACHADA DE LA CAPILLA – Casa de Bailén, Barcelona