La misión compartida es camino de éxito en la transmisión de la fe a los más jóvenes

Misión compartida es el sentido pleno de la Iglesia. El Espíritu envía a todos por igual, pero desde la realidad de cada uno. San Pablo nos explica que todos formamos parte de un solo cuerpo (1 Co 12), nadie es prescindible a la vez que nadie puede eludir la obligación que contraemos en tanto que llamados por Cristo. De ahí emana el sentido que el Concilio Vaticano II hace del trabajo de los laicos en y para la Iglesia.

En tanto que formada en la Acción Católica, no comprendo la fe ni la Iglesia sin esta implicación, sin esa misión compartida en la cual los consagrados vivís la llamada vocacional del servicio absoluto a Dios y al otro y, los laicos, siguiendo muchas veces la llamada de Cristo a través vuestro, aportamos la sal del mundo a la Iglesia, la realidad de un mundo no siempre acorde a los tiempos de la fe.

También en el colegio la misión compartida es importante, esencial diríamos. Las hermanas llegáis a mucho y a muchos, pero sin la corresponsabilidad de los laicos, la transmisión de fe puede quedar referenciada solo para aquellos que sienten una llamada vocacional específica. Y no es ni debe ser así. De hecho, los Equipos Pastorales de los Colegios son compartidos, y el éxito de los encuentros “Sé luz” es gracias a la misión compartida, los cuales sirven de ejemplo y guía para los adolescentes, quienes a su vez se reflejan en este éxito y quieren compartir esa misión formando parte del Voluntariado.

La misión compartida es camino de éxito en la transmisión de la fe a los más jóvenes. Es la posibilidad de aunar el tiempo de la fe que vivís los consagrados con el ritmo frenético de la sociedad que vivimos los laicos para poder formar juntos la Iglesia que quiere Dios, Iglesia encarnada en el mundo. Ésta es mi experiencia de fe. Prof. Ester Arans: Colegio Madre del Divino Pastor – Sabadell (Barcelona).