¡Gracias, Señor, por el don de las hermanas! Las novicias Leonarda Arellano, Bebely Genaro y Jeysi Álvarez hicieron su Primera Profesión, en el contexto de la fiesta de la Hna. Remedio Palos, quien supo perseverar hasta el fin. Ella fue quien, junto al Padre Tous, cuidó los primeros pasos del naciente Instituto y formó a las primeras hermanas.
Ahora, las vocaciones que surgen también son herederas del precioso legado del carisma, el cual hay que seguir cultivando y enriqueciendo con el don de la fidelidad personal. A continuación, os presentamos un mensaje de parte de cada una de las hermanas recién profesas:
“Primeramente, agradezco al Señor por su misericordia, por la vida y por mi vocación. Estoy muy agradecida también a las hermanas: por el acompañamiento recibido en mis etapas iniciales y por la acogida de la fraternidad. Dicha acogida me ha ayudado a madurar en el discernimiento vocacional, así como a ir creciendo en alegría y fortaleza.
Decir sí al Señor me hace experimentar el gozo de entregar mi vida a El y me impulsa a seguir caminando en el Instituto de Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor. Fue una experiencia muy linda, aunque en algún momento me sentí nerviosa, pero a la vez, contenta de compartir con todas las hermanas. Espero que, con la gracia de Dios y la compañía de María, Madre del Divino Pastor, pueda seguir entregándome cada día más a Él”.
Hna. Bebely Genaro Waldiman.
“El periodo de formación de los cuatro años, ha sido para mí un dejarme moldear en las manos del Señor y fortalecer mi vocación que, por su gracia y bondad, se me ha hecho posible. Lo que sale de mi corazón son acciones de gracias por darme el regalo de la vocación religiosa. Compartir con jóvenes que llegamos a la casa de formación con ideales de consagrar nuestras vidas al Señor y aprender a conocernos, aceptarnos y amarnos con nuestras potencias y deficiencias es un verdadero regalo de Dios, me hace sentir la vida de nuestro Instituto. En la Eucaristía de consagración, me sentí emocionada y un poco nerviosa, como también llena de confianza porque Él estaba conmigo. Ser consagrada a Él por medio de los consejos evangélicos es muestra de su amor y misericordia”.
Hna. Jeysi Álvarez Rivas.
“Ama de todo corazón a Dios y a Jesús su Hijo, crucificado por nosotros pecadores, y que nunca se aparte de ti este recuerdo…” (Const. 40).
¡Señor, gracias por todos los beneficios recibidos de ti, especialmente por el don de mi vocación religiosa! Estoy muy agradecida por tantos regalos que me has dado y no sé cómo expresarlo.
Desde muy niña he buscado amar entrañablemente a Jesús y a María su Madre. Ellos han sido para mí la razón de mi existir. Por eso, he expresado en mi profesión, por medio de los cantos: “me basta tu gracia y te entrego mi vida, te entrego mi alma, soy toda tuya, tuya para siempre”.
La celebración de mi consagración fue especial para mí, porque sentí a Jesús muy dentro de mí, lo esperaba con ansias, quería que ya llegara el momento tan esperado para mi entrega esponsal con Cristo y dije: Mi amado es para mí y yo para mi amado. Solamente tengo en mi corazón una palabra: “Gracias”, porque no tengo con que pagarle al Señor todo el bien que me ha hecho. Me siento muy contenta de abrazar esta vida estrecha y penitente y, especialmente, por identificarme como Hermana Capuchina de la Madre del Divino Pastor. Gracias Hermanas por toda la acogida fraterna que se me ha dado, porque son mi familia, mi congregación y mi fraternidad”.
Hna. Leonarda Arellano Mejía.