El pasado domingo 1 de octubre se llevó a cabo la bendición de las instalaciones de la planta baja y primer piso de la Casa de Espiritualidad de Pallejá, las cuales se han remodelado según la normativa vigente y de acuerdo a las orientaciones del XXIV Capítulo General. Asimismo, la casa ha recuperado el nombre de “CASAL LA VERNA”, pues la acogida y las atenciones de la Comunidad Noviciado le dan la calidez de un verdadero hogar y, además, este lugar es un remanso de silencio, idóneo para la escucha de la voz de Dios en la oración. Asimismo, el entorno natural de la casa nos hace recordar lo que san Francisco sentía por el Monte Alvernia, donde él solía retirarse y donde en 1224 recibió los estigmas en su cuerpo, convirtiéndose en una imagen de Cristo Crucificado por amor.
Este día, llenos de alegría, acudimos a la invitación de la Madre General, las hermanas y el equipo responsable de las obras de remodelación (arquitecta, ingeniera, coordinadores de la obra). Participamos en la Eucaristía presidida por Fray Josep Mª Segarra, ofmcap, y, a continuación, con mucha expectación, pasamos al acto de inauguración oficial por parte de la Madre Carme Brunsó y a la bendición de la casa. Seguidamente, nos reunimos en la Sala Mare Remei donde el equipo técnico de las obras nos explicó el proceso de rehabilitación de la casa, con el soporte visual de algunas fotos y vídeos. Y llegó el momento tan esperado de hacer un recorrido por toda la casa: pasillos, habitaciones, baños, comedor, cocina, ambientación… ¡No dejamos ni un rincón para observar los más pequeños detalles! Y, espontáneamente, cantamos agradecidas ante las fotos de la Madre del Divino Pastor y del P. Tous.
Pasadas las dos de la tarde nos encontramos todos en el comedor, donde compartimos fraternalmente la comida. Finalmente, rezamos el Rosario en el claustro y el jardín, ante el conjunto escultórico del Bto. José Tous con los niños.
Durante esta visita al Casal La Verna nos hemos sentido contentas al ver casi finalizadas las obras que han durado un año y, al mismo tiempo, nos queda la satisfacción de poder ofrecer este espacio a diferentes grupos que necesiten el silencio para el encuentro con Dios, en un sitio rodeado de la naturaleza y donde se les brinde la atención solícita de las hermanas y, sobre todo, la acogida fraterna.