BEATO JOSÉ TOUS Y SOLER

Nos acompañas sembrando la paz…

En ti, P. Tous, el amor a Dios y a los hermanos fue la norma de tu vida. Así es como te conviertes en un referente, un modelo en el seguimiento de Cristo.

Eres para nosotros:

Un compañero de camino en el cotidiano vivir.

Un ejemplo de fidelidad a Dios y a los hombres y mujeres.

Un testimonio de la luz de Cristo Resucitado.

Un cristiano comprometido y audaz, modelo de fortaleza.

Un hombre abierto al soplo del Espíritu.

Un sencillo, humilde y prudente sacerdote capuchino.

Un guía espiritual y apostólico.

Una persona de fe y confianza en Dios.

Un creyente al estilo de María de Nazaret.

Un seguidor de Cristo, tras las huellas de Francisco y Clara de Asís

Un intercesor ante el Padre del Cielo.

Un hombre que nos ha tocado el corazón.

Que siguiendo tu ejemplo de fe y confianza en la providencia divina, también nosotros tengamos siempre el corazón lleno de fe y de confianza en Dios, Padre de bondad, y seamos portadores de Paz y Bien en nuestro entorno.

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Pila bautismal del B. José Tous – Igualada, Barcelona

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Escultura del B. José Tous – Casa de Pallejá, Barcelona

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Cripta donde descansan sus restos mortales – Igualada, Barcelona

Infancia y vocación franciscana.

Nacido en Igualada el 31 de marzo de 1811 en el seno de una familia profundamente cristiana es el noveno de doce hermanos. A temprana edad sintió la llamada de Dios y no se echó atrás: opta por seguir a Cristo según la “forma de vida” de Francisco de Asís. A los 15 años, madurada su opción, inicia el postulantado en la Orden de los Frailes Menores Capuchinos. Impulsado por el Espíritu cambia la vida acomodada de su hogar y el prestigio social que han alcanzado los Tous, por la vida pobre, penitente y humilde de los capuchinos. El 18 de febrero de 1827, con la vestición del hábito franciscano, empieza el Noviciado como fraile menor capuchino. Desde el Noviciado se distinguió por su exquisita fidelidad a la vida de novicio, con una entrega generosa al estudio y a la oración. El Evangelio, María, san Francisco y el amor al prójimo modeló su corazón capuchino. El 19 de febrero de 1828, Fray José de Igualada, es ya capuchino y comienza su camino hacia el sacerdocio. Seis años de vida escondida, de oración, silencio, de abnegada dedicación al estudio de itinerancia (Calella, Gerona, Valls, Vilanova), vividas en el ambiente franciscano alegre y sencillo de la comunidad capuchina hasta recibir la Ordenación Sacerdotal en Barcelona el 24 de mayo de 1834, a los 23 años. Al año fue destinado al Convento de Santa Madrona. Pero transcurridos apenas dos meses, el 25 de julio de 1835, la violencia de la revolución le arrancó del convento. Junto con otros hermanos y por consejo de sus superiores, aceptó el exilio fuera de España.

Exiliado y fecundo.

De pueblo en pueblo, al estilo capuchino de aquel tiempo, fray José recorrió la costa mediterránea de Francia hasta Gareccio (Italia). Pero Italia no fue el lugar adecuado para vivir su exilio y en 1837 se instaló en Toulouse (Francia) ejerciendo el sacerdocio ministerial en el Monasterio de las Benedictinas. Allí pudo dedicar tiempo a la contemplación y a la adoración de la Eucaristía y a la ayuda espiritual de las jóvenes del internado. Empujado por su celo apostólico, regresaba a Cataluña en 1843 para trabajar en la Iglesia local, como sacerdote secular ya que no estaba autorizada la vida conventual. Vivió con sus padres mientras desarrollaba el ministerio sacerdotal en diferentes parroquias. La Eucaristía, la devoción a María, Madre de Jesús Buen Pastor, la Asociación de doncellas de la niña y mártir santa Romana, fueron los medios de los que el P. Tous se sirvió para derramar la Paz y el Bien en la juventud que le buscaba para recibir consejo y orientación.

Fundación

Los sentimientos de compasión hacia los niños y jóvenes, que el Buen Pastor puso en el corazón del Padre José, convergían con los piadosos deseos de las jóvenes Isabel Jubal, Marta Suñol y Remedio Palos: “Derramar en el tierno corazón de los niños los santos pensamientos y devotos afectos que Dios les comunicaba en la oración”. Después de madurar en la oración y consultar el proyecto, el P. Tous aceptó orientarles. Partiendo de la Regla de Santa Clara, adecua las Constituciones capuchinas de la beata Mª Ángela Astorch para unas Capuchinas Terciarias de Enseñanza. Se establecieron en Ripoll en marzo de 1850 para iniciar la vida comunitaria, y, el 27 de mayo abrían las puertas de la primera escuela. Los años que le quedan de vida, los dedica a la atención caritativa y prudente a las Hermanas así como a las comunidades que se van formando: Capellades, San Quirico de Besora, Barcelona y Madrid. En sus escritos a las Hermanas aflora su espíritu capuchino: las Hermanas “están llamadas a la vida mixta de contemplación y acción”. Insiste en que sólo desde el “amor a Jesús” alimentado en la oración, es posible “la unión santa”; que sólo desde la “humildad” es posible la “obediencia”; que el trabajo de las Hermanas es su única fuente de recursos; que “María os conducirá a Jesús”, la forma de renovar la presencia amorosa de Dios en la vida; que es necesario vivir desde la “fe y la confianza en Dios que ya sabe lo que nos conviene”

Camino al Cielo y proceso de canonización.

Y deja la tierra por el Cielo mientras celebraba la Misa en el convento de Barcelona. Era el 27 de febrero de 1871. Después de algunos años en los que se trabajó arduamente en el proceso de beatificación, reconocido el milagro, es beatificado en Barcelona el día 25 de Abril de 2010. La ceremonia fue presidida por su Eminencia Cardenal Tarcisio Bertone. Seguimos trabajando para dar a conocer la vida de nuestro fundador. Tenemos sólidas esperanzas de verlo canonizado, pues su vida fue y es estar junto a Dios.

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Laurel plantado por el B. José Tous – Capellades, Barcelona

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Retablo del B. José Tous – Parroquia Capellades

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Primera vivienda de las hermanas en Capellades, Barcelona

MATERIAL INTERESANTE